martes, 8 de julio de 2008

Aprendiendo a nadar




Lo sabía, desde el comienzo de todo esto sabía que sería difícil.
Sin embargo, aquello no me detuvo y continué con mi empeño.
Sin mirar atrás, ni volver un solo paso el camino andado.

Ahora ya no depende de mí, no es mi voluntad la que determina qué tan lejos quiero llegar.
Es la tuya.
Eso y mi deseo de que puedas cambiar esta vida que te he dejado, de este dolor a cuestas.

Que al cerrar los ojos por la noche, encuentres la paz que no pude darte.
Que al abrir el portón por la mañana, aquello que veas te haga sonreír.
El deseo de que alguna vez puedas perdonarme.

Miro una y otra vez tu lugar vacío, de donde has borrado todo rastro de ti.
Pensando que alguna vez, yo también podría partir en busca de un nuevo sueño para mí.
Me niego a creer en este juego de ausencias y arribos, en este círculo interminable.

Pero esto no se trata de entender tu ausencia, sino de saber compartirla.
Te vas dos veces y en distinta forma, ahora te espero de otra manera.
Espero a la que dice: Que no se ha ido.

A quien por dejar de percibirla no deja de ser.
Y que por proteger a uno, decidimos lastimar de muerte a dos.
Se les despoja y arrebata en busca de un sueño, de lo que no ha sucedido.

Buena suerte entonces, que valgan la pena ambos sacrificios.
Que habré de entenderlo y compartir.
De pie en esta orilla, escuchando la canción del mar.

Ese mar al que tanto temo.
Navegando sobre este sueño mío, que alguna vez seguí.
Qué parecidas son nuestras embarcaciones, frágiles e indefensas.

Es hora pues, de aprender a nadar.
..::Momo::..

No hay comentarios: